jueves, 16 de agosto de 2012

El terrible planeta azul

En un fondo muy oscuro se ve una enorme esfera azul con una mancha blanca que cubre la parte superior de esa esfera, viajando a mas de cinco mil kilómetros por hora, una nave se acerca a la enorme esfera. Dentro de la nave solo se escucha una voz robotica indicando la distancia restante para el aterrizaje; la nave era de un tamaño diminuto que se confundía con las pequeñas estrellas que habían en el camino, y el sonido que producía se perdía en la inmensidad de la oscuridad. La voz robotica del interior de la nave informa que a tan solo mil metros se estaría iniciando la entrada al planeta azul, la nave traspasa sin ningún problema la corteza y llega a un espacio de un color azul pálido disminuyendo la velocidad, para el aterrizaje en la superficie blanca; mientras esta en el espacio azul un viento muy fuerte desequilibra la nave, comienza a girar sin control, cuando de repente un objeto desconocido y de gran tamaño viene en dirección a la pequeña nave, se acerca a una gran velocidad, en medio de un humo completamente blanco que no permite ver al piloto de la pequeña nave que dirección tomar, así que no logra evitar ser golpeado por el enorme objeto, que lanza a la nave con tal fuerza que al caer el pequeño ser que venia en la nave queda inconsciente y la nave destruida completamente. En una superficie blanca y helada se ve el cuerpo de un extraño ser y pedazos de un extraño material de color marrón.
Después de algunas horas el humo que dejo ese extraño objeto ya se había esfumado, pero la diferencia no era mucha, pues  el lugar era completamente blanco sin importar hacia que dirección se observara, parecía que el tiempo no pasara, era un lugar al parecer muerto, un lugar sin sentido.
Un grupo de seres vestidos con botas de muchos colores, abrigos y gorros de pelo de animal, guantes y pantalones casi siempre azules, se acercaron a mirar curiosamente el extraño y pequeño ser que había tirado en el suelo, uno de los grandes seres lo tomo con su mano y lo metió en una bolsa transparente.
El ser que estaba visitando la enorme esfera azul, llegaba de un planeta muy pequeño que nadie ha mencionado jamas, el planeta se llama Studmak, donde vive una pequeña población de luxniaos. Los Lxniaos son seres pequeños, de color violeta, con los ojos grandes, pelo de diferentes colores según la rapidez del día, nacen de un gran mar que cubre la tercera parte de su planeta, cada día nacen aproximadamente 30 o 50 Luxniaos, y al mismo tiempo entre 100, salen en pequeñas naves a explorar otros mundos para buscar un lugar donde puedan llevar su planeta y así poder expandirse y tener mas espacio para los Luxniaos que nacen cada día. A veces son pocos los que llegan de las exploraciones y llegan contando historias que parecen pesadillas de los lugares que visitan; estos pequeños seres son muy amigables y trabajadores, son los encargados de crear una especie de diamantes muy brillantes que lanzan a la oscuridad del universo, para darle un poco de luz, se adaptan fácilmente a otras atmósferas, sin embargo son muy vulnerables al frió, ya que van perdiendo el color de su piel y su pelo comienza a ponerse gris. Croac era el valiente que había decidido ir a explorar un enorme esfera azul que se veía desde su planeta y que desde el día que nació había deseado ir, y conocer lo que había en la enorme mancha blanca que cubría gran parte de esa esfera, sus compañeros jamas se había arriesgado a ir a ese planeta, le tenían miedo a ese color blanco, parecía que hacia frió. Pero Croac no le temía a nada y el día por fin había llegado, tenia preparada su nave, era de un color marrón con pecas naranjadas. Se despidió de sus compañeros y antes de irse fabrico un hermoso diamante, el mas brillante que había hecho en toda su vida para lanzarlo y encontrárselo en su camino. Entro en su nave y comenzó su viaje, duraría aproximadamente 36 horas, pero llevaba suficiente alimento, unas especies de semillas de color rojo y unas botellas con agua del mismo mar del que nacían.
Cuando llego al gran planeta azul, una nave que el no conocía y que era 80 veces mas grande que su nave lo estrello, haciendo que quedara inconsciente y que su nave quedara destruida por completo; el frió de ese lugar ya estaba logrando que su color comenzara a ser de un lila muy claro, estaba tirando en un lugar completamente blanco y frió, un lugar que no tenia sonido; cuando comenzó a despertar estaba en un lugar donde habían seres muy grandes, Croac se sintió seguro y pensaba que esos seres lo habian cuidando después de su trajico aterrizaje, cuando logro ponerse de pie lanzo un amigable saludo, saludo que llamo la atención de esos seres, los humanos, quienes no entendían el lenguaje del pequeño ser y solo escuchaban gritos en un tono muy bajo. Comenzaron a observarlo, se pusieron una gafas enormes que asustaron a Croac, tomaron unas pinzas gigantes con las que lo pusieron en un frasco de vidrio transparente, Croac comenzó a tener de nuevo su color morado, pues el laboratorio era mas caliente. Lucy, una de las científicas tomo unas fotografías de Croac para comenzar los estudios, Lucy le sonreía al pequeño ser, pero Croac la miraba con algo de temor, ya no se sentía protegido.
Lucy, Arthur y Charlotte vivían en el Polo Sur desde hace un año, crearon un laboratorio en el que estudiaban todo lo que ocurría en ese frió lugar de la tierra, y al encontrar a Croac sintieron gran curiosidad de saber que especie era. Arthur decidió tomar el frasco donde estaba Croac y llevarlo siempre con él para analizar en todo momento su comportamiento, así que cuando cayo la noche él y sus compañeras habían decidió ir a un lugar para ver las estrellas, que extrañamente saldrían esa noche, Croac podía entender el lenguaje de los seres humanos, así que escuchaba atentamente todo lo que hablaban. Mientras caminaban hablaban de lo que habían visto en el fondo del agua ese día, de los peces que habían disecado para guardar en el túnel, del avión que había llegado en la tarde con los nuevos equipos. Cuando llegaron al lugar donde verían las estrellas Croac vio que el grupo de científicos levantaban la cabeza hacia eso que llamaban cielo, él también lo hizo y vio todos los diamantes que fabricaban en su planeta así que comprendió que los humanos los llamaban estrellas, y vio que desde ahí abajo se veían mas hermosos, mas brillantes, en especial una que brillaba mucho mas que las otras, entonces Croac recordo el enorme diamante que había hecho antes de salir de su planeta, era el mismo, y sonrió porque en su camino se encontró con su estrella.
Pasaron muchos días sin que los científicos lograran saber la procedencia de Croac, pero Croac si aprendió mucho acerca de ellos, aprendió que de un objeto cuadrado muy grande y de color negro se veían unas imágenes que contaban historias de otros lugares, quizá de los mundos que él no conocía. Que los científicos que lo tenían atrapado habían huido de un lugar horrible, donde otros humanos, como ellos, se mataban, otros habían acabado con las estrellas y en ese espacio llamado cielo ya nadie podía ver los diamantes que hacían los luxniaos,  que habían otros humanos mas pequeños algún día serian los que salvarian al planeta azul, pero tenían que crecer mas y leer muchos libros.
En las noches se escuchaban sonidos de seres enormes que vivían debajo del piso del laboratorio y a Croac le gustaba escuchar ese sonido, aunque los humanos dijeran que los que producían el sonido eran criaturas salvajes, porque uno de esos seres, que se llamaban ballenas, había atacado a uno de los científicos cuando intentaba ponerle un aparato que serviría para saber que hacia durante el día, Croac pensaba que algo que produzca tan hermosos sonidos no podía ser malo, seguro ese día estaba molesto y sin querer lastimo al científico; también Croac conoció algo que caminaba graciosamente y que era de color blanco y negro, quizá nacían de esa superficie blanca y fría en la que el había caído cuando su nave se estrello, esos graciosos personajes que hacían reír a Croac se llamaban pingüinos y un día escucho que los científicos decían que uno de esos pingüinos tontos había cambiado el rumbo de su camino, camino que solo lo llevaría a una muerte segura, Croac pensó que tal ves el pingüino quería conocer otros planetas para expandirse y tener mas lugar para todos los pingüinos que nacían del frió de esa dura superficie y eso no lo hacia tonto, sino valiente.
Los científicos agotaron todos los recursos para saber que especie era Croac, y decidieron aplazar esa investigación, así que lo dejaron en un rincón del laboratorio y Croac ya casi no podía escuchar las historias del objeto cuadrado, ni ver a los pingüinos, ni a esas focas locas que aplaudían cunado él las miraba, y lo que mas extrañaba era ver sus diamantes quietesitos en el cielo. Un día, mientras Arthur buscaba una lupa, golpeo el frasco donde Croac estaba, así que lo tomo y sin mirar si Croac estaba vivo o no, lo llevo al túnel donde guardaban todos los animales disecados, los estudios realizados, los descubrimientos de plantas y animales. Era un túnel muy frió y oscuro, con paredes de hielo, que se ilumino cuando Arthur presiono un botón, busco un espacio y puso a Croac en un lugar que tenia una nota que decía "desconocido" y volvió a presionar el botón y el lugar quedo oscuro otra ves. Croac sentía mucho miedo, ya sentía que el frasco se estaba enfriando y que de nuevo estaba tomando ese color lila, y su pelo estaba blanco, no podía ver nada y tampoco escuchar, era un silencio tenebroso. Croac sintió que un agua un poco caliente comenzó a rodar por su cara, mientras mas miedo sentía, mas agua le salia de sus enormes ojos, Croac no sabia que era, así que cerro sus ojos para ver si dejaban de salir y se sentó, Croac no sabia que el agua que salia de sus ojos se llamaban lagrimas, no lo sabia porque en su planeta no existía la tristeza ni la soledad, era algo nuevo para el.
Croac metió sus manos en un bolsillito pequeño que tenia su pantalón y sintió un pedacito de algo muy blando y lo saco, era con lo que fabricaban los diamantes en su planeta, así que se le ocurrió comenzar hacer muchos para iluminar su prisión, mientras hacia brillantes estrellas, comenzó a recordar como era su planeta, era pequeño, con un mar de deliciosa agua, con unas cositas de colores que crecían del suelo y tenían un delicioso olor, recordó el lugar donde todos dormían después de crear muchas estrellas, de sus amigos Snaff y Contrer, había estado con ellos desde que nacieron, y Croac solo esperaba que los planetas que ellos visitaran fueran mucho mejor que ese en el que él estaba atrapado y donde seguramente muy pronto moriría.
 Croac no entendía porque los humanos querían destruir su planeta azul, si tenia cosas tan perfectas y mágicas, tal ves no tenia mucho colo,r pero ellos podrían darle color a ese blanco pálido y triste en el que vivían. Croac estaba terminando de hacer la ultima estrella cuando sintió que se le acababan las fuerzas, que ya no era capaz de moverse, ya el frió estaba congelando su pequeño cuerpo, solo miraba en la oscuridad como brillaban sus estrellas, y mientras las miraba sus ojos se cerraban y pensaba, que tal ves, llegaría hasta el cielo a encontrarse con su brillante estrella y ver desde arriba el lugar al que siempre deseo conocer, pero que solo vio detrás del vidrio amarillento del frasco que fue su prisión.

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